lunes, 7 de febrero de 2011

El Secador

Este pasado fin de semana, fui con mi familia a pasar dos días con mis suegros a Santander.
Cuando me disponía a hacer la maleta pensé:
- Voy para día y medio, y no me voy al desierto sino a una ciudad habitada, a una vivienda habitual, con numerosas tiendas alrededor y gente normal viviendo en ella. Así que, muchacha, no vayas a llevar cosas sin sentido como la Epilady, que no te va a hacer falta.
Así que hice la bolsa con las cuatro cosas necesarias, y no metí el botiquín de emergencia, o los bañadores, por si nos quedábamos allí atrapados hasta el verano.
En el último momento me vino una duda: ¿llevaré el secador de pelo? Me lo acabo de lavar, así que allí no lo voy a hacer, pero.. y si necesito un retoque? Que Santander y su humedad desbordante son de sobra conocidos¡!
Pero no, mi suegra tiene secador, y el mío ocupa mucho, no lo voy a llevar.
Y nos fuimos a la "Bella Tierruca"
Al llegar a casa de mis suegros nos recibimos mutuamente con los preceptivos:
-¡Qué alegría¡ Cuánto tiempo¡ Qué guapa estás¡ ( esas cosas que nos decimos las nueras-suegras)
Y mi suegra añadió:
-Me habéis pillado por los pelos, nunca mejor dicho, porque acabo de llegar de la pelu.
Es que esta mañana he quemado el secador, y lo he tenido que tirar a la basura, así que me he ido corriendo a la peluquería¡!
Mi marido la miró como diciendo: Y a mí que me importa?
Y yo puse cara de: Horror, terror, y pavor¡¡¡
E inmediatamente me puse a rezar para que la niebla diera paso a un sol abrasador que acabara con el 80% de humedad que reinaba en ese momento en el ambiente.
Bueno, que no cunda el pánico, pensé, quizá no tenga necesidad de usar un secador, y ya buscaré una manera de dormir para no levantarme como el león de la "Metro".
Por la tarde todos querían salir a pasear, y tras varios intentos de quedarnos en casa jugando al parchís, me rendí, porque no podía decir que no quería salir a la calle por el tema del erizado capilar.( Además de que odio jugar al parchís y se me estaba viendo el plumero).
Así que terminé dando un paseo por Piquío, mientras el rocío impregnaba sin piedad mi cabellera.
Cuando volvimos a casa, efectivamente, yo ya estaba como el susodicho león, pero ya era de noche y me calcé una diadema que disimuló el desaguisado, y me acosté con la esperanza de aplacar un poco los ánimos y levantarme con una solución.
A la mañana siguiente, el "problema" lejos de mejorar, había alcanzado cotas insospechadas y ya no parecía un león, sino la madre que lo paríó, o como bien apuntó mi observador hijo: - mamá, estás igual que Goku Super Saiyan (el de Dragón Ball)-
Y qué podía hacer?
Sin secador eran imposible volver a dar forma a ese flequillo infernal¡!
Casi llegué a echar de menos un secador de esos de hotel, que en vez de secar, parece que escupen, y que además te están haciendo el favor de funcionar cinco minutos, aunque parece por el ruido que les estás estrujando las tripas.
Así que me planté una horquilla de refilón a mitad de la frente a lo "Rebelde Way", que por supuesto sólo le queda bien a las monísimas chicas  "rebeldes", y que a mí me quedaba como el culo.
Y así de esta guisa, salí al parque con mis hijos y mi marido.
Mis niños, por prudencia no decían nada, y me miraban con cara de susto, pero mi marido torcía el morro y preguntaba de vez en cuando: ¿ Y esa pinta? Está de moda o qué?
Me negué a hacerme una fotos en la Magdalena, porque no pensaba quedar para la posteridad con esa facha, y mi señor esposo no era capaz de entender que un simple secador me pudiera amargar el fin de semana.
Pero sí que lo hizo, sí, y me gustaría creer que no soy la única que se pone de muy mal café si le pasa algo así no?
Ellos no irían jamás a jugar al fútbol con ejecutivos hasta la rodilla porque se les han olvidado los calcetines de deporte, o si?
O jamás saldrían a cenar en pantalón corto porque se han confundido al hacer la maleta, o si?
Bueno, casi prefiero que no me contesten, porque de los hombres me espero cualquier cosa .
De todos modos, para que os quedéis tranquilos, esta historia nunca pasó así.
Porque en realidad, todo esto fue un sueño que tuve el viernes, así que el sábado al levantarme, lo primero que hice fue meter mi secador en la maleta. Mujer precavida, vale por dos.
Pero... a que os habíais asustado?

No hay comentarios:

Publicar un comentario