jueves, 19 de diciembre de 2013

Dulce Navidad

Cuando llega la época de la Navidad, o sea, en Octubre, casi, podemos distinguir enseguida a dos tipos de personas.
Las "jartibles" como diría Carlos Herrea, a los que les encanta la Navidad, las luces, los villancicos,los anuncios empalagosos, los polvorones, las películas temáticas y la lotería, y los otros "jartibles" que odian esta época y no soportan que se les menciona nada relacionado.
Mi padre, por ejemplo, es más del primer grupo.
De hecho, si mi madre le dejara, o mejor dicho, si viviera en Estados Unidos, y mi madre le dejara, pondría un reno iluminado en el tejado de casa, y fuera de toda dura, en todo el barrio, la iluminación de casa de mis padres sería una auténtica sensación.
Huelga decir que se oirían villancicos por los altavoces que habría colocado en el alero, y el jardín parecería Laponia, con nieve artificial y todo.
Yo, en cambio, soy más del otro grupo.
No es que sea de los que celebrarían el solsticio de invierno, en vez de la Navidad, porque su ateísmo recalcitrante no les permite ver un nacimiento sin que les salga urticaria.
No. Yo respeto el ambiente religioso, o lo poco que queda del mismo, y me parece perfecto que los que quieran la celebren.
Pero es que el resto no tenemos ninguna escapatoria....
Desde Octubre, que los anuncios de la tele empiezan a cambiar y sospechosamente sólo salen colonias, como si de pronto la humanidad oliera mal, empiezo a ponerme nerviosa, a estresarme pensando en qué regalaré, con qué lo pagaré, dónde estaré, con quién estaré...y me entran unas ganas irrefrenables de darme con una sartén en la cabeza, a ver si me quedo en coma hasta el siete de Enero.

Y es que le pese a quien le pese, hay una verdad como un templo:
En Navidad, comemos lo que no debemos, gastamos lo que no tenemos, y nos terminamos siempre juntando con alguno que no queremos....
Y eso sí, con buena cara, porque el simulacro de amor y paz cuenta para nota.

Resulta que en verano, que es la época que a mí me gusta, uno se relaja y lo pasa bien. Y tan bien lo pasa, y tanto se relaja, que en septiembre nos entra el canguelo porque los pantalones de pana no nos atan, y empezamos un régimen comunista puro...que dura hasta Diciembre.
Así que en Diciembre estamos estupendas, y con un hambre de la pera, y para saciarla, nos ponemos tibios de polvorones, mazapanes, roscón y cuanto pase por delante de las narices.
De modo que en Enero, nos entra de nuevo el canguelo y volvemos al régimen comunista estricto que durará hasta Junio, cuando nos relajamos.
Y así sucesivamente...capisci?

Otra atrocidad navideña son los "amigos invisibles".
Que digo yo, que por qué no se hacen en junio, a mitad de año, para recibir un regalito en unas fechas en las que no hay ni día de la madre, ni de enamorados, ni nada.
Pues no, tienen que ser por pelotas todos en Navidad.
Y entre la familia no hay tanto problema...pero..y el amigo invisible de la oficina? en el que siempre te toca uno con el que no has hablado en tu vida? y que no tienes ni puñetera idea de qué comprarle con 5 míseros euros?
Terrorífico.Te pasas una semana volviéndote loca para encontrar algo que no parezca muy cutre, y a ti te cae una mini fondue de porcelana con una vela, del chino, of course, que no funde ni un bombón sacado del bolsillo, o te toca un CD, de refrito, de Batuca o de Zumba, que no sabes ni lo que es.

Otro tema muy interesante en Navidad, es decidir el presupuesto que te vas a gastar en regalos.
A todos nos encantaría tener dinero a espuertas para no pensar en lo que vale cada cosa y hacer el regalo que de verdad te pide el cuerpo para cada persona. Quizá con alguno seríamos muy generosos y con otros no tanto, pero es lo que hay.
Lo que sucede es que normalmente el presupuesto es bastante limitado y tienes que hacer cálculos a diestro y siniestro para que todos puedan tener un regalo algo mejor que la fondue de chocolate del chino.
Y siempre terminas gastando más de lo que querías, con lo que las rebajas de Enero no las verás ni en pintura, claro, y encima tú terminas con unos preciosísimos calcetines nuevos, el consabido paraguas, tres o cuatro bufandas, una o dos colonias con desodorante, que mosquea un poco, y una carísima pala de pádel, que tu marido ha pedido a Melchor, aunque no sabes muy bien por qué. ¿?

Y qué me decís de las cenas de empresa?
En serio, son muy lamentables.
Todos los empleados haciendo el subnormal alrededor del jefe que se hace el borracho, pero que en realidad está tomando nota de todo,y el lunes sus vais a cagar.
Cenas un menú infumable por el que te sacan cuarenta euros, y tienes una conversación apasionante con el conserje de la empresa, al que te parece que es la primera vez que ves en tu vida, pero que se sabe tu currículum al dedillo y no te suelta en dos horas, hablándote hasta de política, a una dudosa distancia de seguridad, mientras tú intentas respirar con la boca abierta porque como vuelvas a hacerlo por la nariz, vas a vomitar irremediablemente encima del susodicho.
Pero cualquiera dice que no puedes ir a la cena....te fusilan....eres el rarito....y ya nadie más te vuelve a hablar de nada que no sea estrictamente laboral.

También está el fascinante mundo de la lotería.
Como si no fuera suficiente el dineral que te gastas en comer, y en los regalos, es impepinable comprar lotería de todos, y cuando digo todos, digo TODOS, los establecimientos a los que vas habitualmente, no vaya a ser que le toque al pesado del panadero, y tú seas la única del barrio sin premio.
Pero es que no sólo es la panadería, sino la pelu, la cafetería de la esquina, la pescadería, la charcutería, el del periódico, la farmacia, el super, la sucursal del banco, etc, etc, etc.
Una ruina vamos.
Y no se te ocurra entrar a un sitio nuevo en todo el mes de Diciembre, porque tendrás que comprar lotería también de ahí, por siaca.
Luego no te toca ni de coña, y el día 22 es una tortura de día, en el que todo el mundo se auto-contenta diciendo que de salud están bien, que es lo que importa, porque no les ha tocado ni la devolución.
Y tú vuelves a guardar tus ilusiones en un cajón, hasta que las saques de nuevo el año que viene por estas fechas.

De todos modos lo más difícil y peliagudo de la Navidad es no terminar discutiendo con medio mundo para ponerte de acuerdo en el menú, el lugar de encuentro y el día, entre otras cosas.
Porque normalmente debes repartirte entre varias secciones familiares, o varias familias, y es matemáticamente imposible, repito, imposible, salir indemne de esas negociaciones.
Así que con los años eso te va minando la moral, y llega un momento en el que te pones mala sólo de pensar que vas a tener un cristo, por intentar juntar a la familia, y que todos tus esfuerzos por llegar a tiempo, porque los niños estén juntos y por tener una comida en paz van a ser en vano, una vez más, y terminas por querer que pase todo lo más deprisa posible, causando el menor daño.
No quiero ser cansina con mi animadversión por la Navidad.
Entiendo y envidio a las personas que disfrutan de estos días, que se ilusionan con el porompompero, aunque lo cante Raphael, que les encantan las calles decoradas, y van al Parque Infantil, aunque tengan treinta años.
Entiendo, comparto y envidio que estén deseando celebrar estas fiestas, sin echar de menos a los que no están, porque se tuvieron que ir, y es ley de vida, y porque en su lugar vuelve a haber niños ilusionados que viven cada momento mágico como si fuera el primero y el último.
Este año a los reyes, le voy a pedir un poquito de eso. Que me visite el espíritu de las Navidades pasadas, para que recuerde lo bien que lo pasaba antes y el de las Navidades futuras, para que compruebe que si yo no estoy en ellas, alguien me echará de menos. O al menos eso espero.

Pero como lo cortés no quita lo valiente...
de verdad, de la buena, os deseo a totus tuus unas ¡¡¡¡¡¡¡Felices Fiestas!!!!!!!



                             Hombre, con este tipo de aliciente, igual la cosa cambia, no?
                                                      A que al final me va a gustar la Navidad?


miércoles, 18 de septiembre de 2013

El final del verano.

No tengo nada contra Ramón y Manolo.
Es más, estoy segura de que son dos bellísimas personas.
Pero uno de sus grandes éxitos, de sus famosos "hit parades" me repatea el hígado hasta la muerte, y no lo puedo soportar.
Es ese que dice:
"El...final...chachachachán....chachachachán"
"del...verano...chachachachán...chachachachán"
No puedo con él. Me dan ganas de estrangular a quien entona el cantito, sin piedad.
Puede ser porque no me gusta el otoño, y me da una pena horrorosa que se termine el verano, pero es que además el tono...ese como de recochineo, como de "te fastidias...se acabó lo bueno"...es superior a mis fuerzas.
La pregunta es.... alguno de vosotros, habéis escuchado con detenimiento la letra de esa canción alguna vez?
Fijo, que la mayoría no, y lo peor es que os la sabéis de memoria.
Pues os hago un resumen:
Es un dramón del tres, os advierto.
Resulta que un chico, posiblemente residente en Benidorm, porque al Dúo Dinámico ( que también tiene cojones el nombre, porque lo que se dice dinámicos no es que fueran) le gustaba mucho esa ciudad, conoce a una chica, pongamos que de Valladolid, durante las vacaciones de Agosto.
O sea, quince días como mucho, que es lo que los padres de la vallisoletana se podían gastar en un apartamentito en la playa de levante.
Quince días en Benidorm dan para mucho, eso también es verdad, pero lo que sucede, como siempre, es que lo bueno se acaba pronto y la chica tiene que volver a Castilla León, con su familia, y a saber si el próximo año, sus padres no deciden veranear en Salou, y se acaba la historia.
El chico se pregunta que hasta cuando se va a acordar ella de él, porque claro, la despedida es tristísima, y en la época de Ramón y Manolo, no había móviles, ni internet, así que como no se escribieran cartas, la comunicación estaba chunga.
Tampoco sabe el chico si es amor en realidad, aunque él no se va a olvidar nunca de que la tuvo entre sus brazos.
Y además asegura que nunca nunca nunca más sentirá tal emoción como cuando la conoció y el verano les unió.
Vale, vayamos por partes.
En primer lugar, como ya hemos dicho, es más que probable que la chica no vuelva, así que la cosa pinta mal.
No vamos a infravalorar sus sentimientos, pobres, y lo cierto es que Valladolid en invierno es deprimente, por el frío, digo, pero no hay cosa más triste en el mundo que Benidorm lloviendo, con la playa vacía..., las figuras de arena, que llevan todo el verano, destruidas..., las sillas de los chiringuitos apiladas y atadas con una cadena..., los toldos mojados... y las pizarrillas con los menús abandonadas en medio del paseo.... Ah¡ Y las barracas de Chiquilandia cerradas y tapadas con una lona para que los autos de choque no se llenen de agua....
Demoledor. Lo sé.
Pero en fin, que a ella en un cuarto de hora se le va a pasar la pena, porque verá al muchacho de Valladolid que la pretende la temporada invernal y Ramón o Manolo (que nunca sabemos cuál es el que liga más) pasarán a mejor vida.
Eso me decía mi madre una vez, que yo lloraba porque mi novio veraniego ya no estaba, y mi madre me aseguraba, con muy buen criterio, porque ya sabéis que las madres siempre tienen razón en estas cosas:
- Tranquila hija que todos las historias de verano se pasan pronto....
Pues sí, bueno, en mi caso no, yo me casé con él, pero la mayoría de las veces es verdad.
Que se lo digan a Ramón, o a Manolo.
Si hubiera salido bien seguro que al año siguiente hubieran sacado otro "hit parade" que dijera algo como:
" Ya..llegó...chachachachán...chachachachán..."
" el...verano...chachachachán...chachachachán..."
Y hubieran contado la historia del reecuentro...de ella bajando del autobús corriendo...., él cogiéndola en volandas....los padres de ella avergonzados en la dársena número tres.....Precioso.
Pero no volvieron a decir ni media palabra sobre los veraneos, así que presumo que la cosa acabó mal.
En segundo lugar, me he dado cuenta de que estoy echándole toda la culpa a ella, como que no volvió y se olvidó de todo, la muy golfa,....pero seguramente a él se le pasó igual o más rápido...
En cuanto dejó de llover, vamos.
Y otra vez, los de siempre se pusieron a hacer figuritas en la arena (qué paciencia)... y se bajaron las sillas y las mesas de los chiringuitos..., volvieron a escribir los menú con tiza..., y los toldos se secaron....
Y Chiquilandia abrió de nuevo sus barracas y sonaron los Pitufos maquineros a todo plan...
Precioso, as well.
Tampoco me creo eso de que el chico nunca más sentirá tal emoción...
Los hombres son muy de boquilla, pero seguro que se lo dice a todas.
Lo que pasa que en una canción pues queda muy bien y romántico decirlo, y las chicas nos lo tragamos todo, en los momentos de máxima exaltación (uy, qué mal ha sonado eso), quiero decir que cuando estamos frágiles nos creemos que es amor para toda la vida...pero en cuanto llega otra sueca, piernilarga, ya se les pasa todo el enamoramiento.
Por eso lo mejor es que el verano no acabe, que la chica se quede trabajando de cajera en el BM de Benidorm, y que él se ponga a currar en lo que sea para empezar a pagar las letras del pisito que se tienen que comprar rapidito para que les de tiempo en dos años de ir amueblándolo antes de la boda.
Y todo esto sin catarlo, que en la época de Ramón y Manolo era pecado, y como mucho se dieron en quince días un beso de tornillo, del 8R, que diría mi madre, que significa que era verdísimo y que había que confesarse tanto si lo hacías, como si te lo contaba tu amiga, por haber disfrutado con la imaginación.

Y es que es verdad, los veranos no deberían terminar nunca, y yo pienso resistirme todo lo que pueda, y seguiré yendo a la playa con un rayo de sol, aunque ya ni caliente, y me pondré sandalias hasta que los sabañones me pidan refugio.
He lavado las toallas de la playa, pero ha sido un lapsus, y las tengo a mano, junto con la mochila para sacarlas en cualquier momento.
Es que el invierno es muy largo.........y no me gusta nada.......
Pero cuando suena el Dúo Dinámico..es que algo pasa .....no?



Mírales qué monos, tan sonrientes a pesar del drama.....muy profesionales, sí señor.

domingo, 19 de mayo de 2013

Las amistades peligrosas

Tengo un disgusto del diez.
En serio, lo estoy pasando fatal. Ya no sé a qué atenerme, y la inseguridad es aplastante.
No sé si voy a ser capaz de explicarlo bien, pero quizá lo mejor sea contaros qué pasó y así lo entenderéis mejor.
Sucedió hace algunos días.
Salimos a cenar mi marido y yo con algunos amigos.
Cenita, copichuelas, risas....muy bien, la verdad es que nos lo pasamos estupendamente, recordamos viejos tiempos, nos reímos muchísimo....una de esas noches que recuerdas con cariño.
Si no fuera por lo que me sucedió al llegar a casa.
Resulta que me metí en el baño para desmaquillarme y lavarme los dientes, cuando entonces lo vi.
Tenía un trozo de lechuga, del tamaño de Islandia, en el colmillo izquierdo.
¡¡¡¡¡¡!!!!!! sí, esa es la cara que se me quedó a mí.
Porque teniendo en cuenta que eran las cuatro de la mañana, y que aproximadamente terminamos de cenar sobre las doce, llevaba más de cuatro horas con un "paluego" descomunal asomando de forma escandalosa cada vez que abría la boca¡¡¡¡¡¡¡¡
Y según podía recordar en ese momento, entre la consternación y la vergüenza torera, me había estado descojonando a mandíbula batiente toda la noche¡¡¡¡
¿De verdad no había nadie a mi alrededor capaz de avisarme de la cuestión?
No puedo creer eso.
Más bien diría que mis amigos son todos unos auténticos cabronazos, que no me quieren lo más mínimo y que prefieren que vaya haciendo el panoli toda la noche en vez de decirme que llevo la ensalada ilustrada colgando del incisivo.
Porque además recuerdo bien que me encontré con mucha gente a la que hacía tiempo que no veía, desde unas amigas de la infancia, hasta un ex que sigue estando como un tren, y con el que ensayé la mejor de mis sonrisas, que, ahora lo sé, le debió causar una impresión un tanto confusa.
Realmente si hubiera sido ese macizo el que me hubiera puesto al corriente, creo que me hubiera desmayado allí mismo, pero antes de encontrarme con él, mis amigas tuvieron muchísísimas ocasiones para librarme del intruso bucal, y no lo hicieron.
Vamos a ver si puedo llegar a entenderlo.
Yo no soy de las que más comentarios voy haciendo sobre el aspecto físico de mis amigos, porque me da un poco de pudor. Si alguien está especialmente guapo o guapa se lo digo, cómo no, pero si no me gusta mucho no pongo cara de falsa para decirle:
- Estás estupenda¡¡¡¡
Si no es verdad, no me sale.
Otra cosa es si una amiga llega con un corte de pelo horroroso que le queda fatal.
Normalmente no digo nada, pero si me pregunta directamente le diría algo así como:
- ¡Ah! Pues bien. Te queda bien, ¿a tí te gusta?
Y así me lo quito de encima.
Para eso se inventaron las mentiras piadosas. No para librarse de una penitencia del cura, sino porque la caridad cristiana recomienda, que si es posible, no le hagas polvo a la persona diciendo que está horrorosa y que si ha matado a la peluquera.
Algunos hombres, con el tacto de un rinoceronte, dirían algo así como:
- Bueno, ya te crecerá...
Que es lo mismo que decir:
- Estás de culo, pero tranquila, que no es para siempre.
¿¿¿¿????
También es distinto si tu problema es que te ha salido un grano en la punta de la nariz, que parece un alien a punto de abducirte.
Siempre habrá un caritativo, como tu padre o tu suegra, que te digan:
- Vaya grano que te ha salido¡¡¡¡
Como si tú no hubieras estado en casa ante de salir, dos horas intentando disimular el asqueroso grano, hasta con las plastidecor de tus hijos.
Y ciertamente te repatea el hígado que alguien te lo nombre, como si no te hubieras dado cuenta....
Por otro lado, si notas, que, irremediablemente, te están mirando directamente a la nariz, porque es inviable pasarlo por alto, puedes decir:
- jo, me ha salido un granazo y no hay manera de disimularlo.
A lo cual, la caridad cristiana recomienda contestar:
- Ah, ni me había dado cuenta¡¡¡ (mentira piadosa). En dos días ni te acordarás de él.
Por ejemplo. No cuesta nada decir eso y aunque el susodicho afectado por el grano rebelde no se lo crea, por lo menos pensará que sus amigos son super majos y le tienen en alta estima.
No como los míos....
Porque lo del "paluego" no tiene perdón de Dios, ni cristiano, ni de otra índole.
He compartido hasta el tanga, con algunas de las que salieron aquella noche conmigo, y no tuvieron la delicadeza de encontrar el momento (mejor antes de ir a hacer el subnormal con el macizo) para avisarme de que me había llevado el primer plato puesto.
Y mi marido qué. ¿Qué me decís de que mi propio marido, con el que he compartido algo más que el tanga, y que el día de nuestra boda prometió serme fiel en la prosperidad y en la adversidad?
Pues esto era una adversidad con mayúsculas, y una de dos:
O pasó tanto de mí durante toda la noche, que en realidad no se coscó de mi terrible situación, o bien le doy tanto miedo que hizo como que no lo veía con tal de que no tener que darme la mala noticia.
Me inclino más por la primera, porque no puedo creer que pensara que me iba a sentar mal que me advirtiera, y al tiempo me librara, de la vergüenza que hasta hoy llevo sobre mis hombros....

A alguno le parecerá una tontería, pero será que no me conoce o no me ha visto nunca, porque una de las cosas más visibles en mí son los piños, que no son precisamente discretos, y de verdad que una verdura de tres hectáreas saliendo de mi encía es para echarse a llorar y no parar.
Lo cierto es que fui varias veces al baño aquella noche, pero supongo que o no me paré ante el espejo, o no sonreí al verme,o bien no había espejo, porque yo no me di cuenta de nada.
Desde hoy llevaré siempre en el bolso un espejito que me proteja de las ensaladas caprichosas y de las amistades peligrosas, que visto lo visto, no son tan amistades, pero sí muy peligrosas....


Dios mío, me tiemblas las canillas de recordarlo......


Pd: Los personajes y la situación de esta historia son ficticios.
Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

¿A que creíais que era verdad?
Pues tenedlo en cuenta, por si acaso..........





jueves, 2 de mayo de 2013

Hace dieciséis años

Aquel día hacía viento sur.
Era un día caluroso y el cielo era totalmente azul.
Nuestros amigos habían llegado desde todas partes de España, para el magno acontecimiento, encantados porque era su primera vez, y porque hasta sus propios padres les habían dado permiso para semejante ocasión.
Yo estaba igual de emocionada.
Si miraba al horizonte, sólo veía un mar inmenso, y un futuro de color verde esperanza.
Nada me preocupaba, todo era bonito.
Sabía lo que quería y de la mano de quién iba a lograrlo. Tenía claro porqué quería luchar, con quién iba a hacerlo, y estaba segura de conseguir todo aquello que me propusiera.
La vida nos sonreía, y nosotros a ella.
Y era muy feliz.

Eso fue hace dieciséis años.

Hoy el día está gris, y llueve sin parar.
En el horizonte no hay mas que obstáculos y el camino está lleno de agujeros.
Hemos dado mil vueltas intentando cumplir los sueños, y luchando por los que aún quedan lejos.
Remamos en la orilla, y a veces parece que no avancemos.
Pero sigo igual de emocionada. Sigo sabiendo lo que quiero y de la mano de quién quiero lograrlo.
Sé porqué debo luchar y con quién hacerlo.
Las cosas son algo más complicadas, pero sigo teniendo el apoyo necesario para volver a levantarnos.
Y por eso sigo siendo feliz.
Por más veces que te diga que te quiero, no es menos cierto.
Por más que cada día de mi vida me hayas dicho que me quieres, no es menos intenso.
Gracias por mirarme cada mañana, como si fuera la primera vez, por besarme como si fuera la última, por abrazarme como siempre, por acompañarme, por sostenerme, por animarme....
Cuántas cosas han cambiado en dieciséis años, y cuántas permanecen como antes, como siempre, como las soñamos, como quisimos vivirlas.
Has cumplido hace poco un deseo que nos está haciendo sudar tinta, y que a veces nos mueve el suelo, y nos hace tambalearnos.
Pero estoy segura de que va a hacerse realidad, de que va explotar y lo veremos crecer como la espuma.
Sólo hace falta un poco más de paciencia y lo lograremos.
Ya sé que a veces no soy la alegría de la huerta, que me nublo y me vuelvo gris, como el día de hoy, pero sabes dónde estoy, y que siempre, siempre, siempre, voy a seguir estando ahí.
Me has dado dos razones inmensas para luchar, para sonreír, para trabajar, y por ellos dos lo vamos a conseguir, verás como sí.
Te quiero, tronco, lo sabes, verdad?

Y recuerda, que al final todo saldrá bien,
y si no sale bien es que aún no es el final.
                         
Feliz aniversario...
Cris.