miércoles, 23 de noviembre de 2011

La caja de los tontos

No me gusta la televisión en exceso.
La veo, cómo no, pero puedo vivir perfectamente sin ella y muchas son las noches en las que a pesar de tener muchísimos canales donde elegir, no hay nada que me "sulibelle", manda cojones, y prefiero irme a la cama con un buen libro, o con una buena compañía, puestos a escoger.
Por supuesto, hay algunas cosas que me gustan, series, películas, o concursos, pero lo que no puedo soportar de ninguna manera, son los culebrones de siempre, previsibles, machistas y antidiluvianos, que en la época de Cristal y Frijolito yo me tragaba a placer ( aunque lo negaré ante un juez), y no aguanto porque me enferman, los programas basura, donde subnormales profundos ponen a parir a otros subnormales profundos a costa de la ignorancia o el aburrimiento de gente humilde, que necesita salir de su terrible rutina con algo que les entretenga.
Personajes sin escrúpulos, ni carrera universitaria, que encima se creen superiores al resto y que hacen suya la frase de Voltaire: " Proclamo en voz alta la libertad de pensamiento y muera el que no piense como yo"

Mis hijos, a Dios gracias no tienen mucho tiempo para ver la tele y salvo algunos dibujos antes del baño o los fines de semana antes del desayuno (por cierto que los dibujos de hoy también se merecerían un blog por sí mismos) no ven apenas nada.
Lo que sí les gusta es ver con nosotros, la noche del viernes o el sábado, alguna peli, y curiosamente, es dificilísimo encontrar entre tantos canales algo con contenido aceptable para su edad.
Y que conste que yo no soy mi madre, que no nos dejaba ver en nochevieja el ballet de la Gala, porque salían en topless, o que nos prohibió ver "UVE" porque justo entró en el salón cuando estaba dando a luz una humana a un alienígena (es que mi madre tenía una puntería acojonante y siempre aparecía en el beso o en el desnudo o en un crimen sangriento) y le pareció una atrocidad.
No, yo no soy tan radical.
Lo que soy es una ilusa, por creer que lo normal a las cuatro de la tarde es que den una película donde no haya una amante despechada que descuartiza a su ex con un hacha, o que un sábado por la noche la peli no vaya sobre un exorcista que se ha tragado al demonio y lo vomita repetidamente.
¿Es que ninguna cadena se quedó con una copia en VHS de Karate Kid o de E.T?
Lo que me alucina es que durante un mes, una cadena esté anunciando que van a dar Spiderman, por ejemplo, que es una película para niños de 10-15 años, o menos, y que no creo que los de 18 se mueran por ver, y resulta que al final la dan un DOMINGO a las diez y media de la noche¡¡¡¡
¿ Soy la única madre del mundo que cree que a esa hora un niño de once años debe estar en la cama, porque el lunes se levanta a las siete?
¿ Por qué no ponen a Spiderman el sábado?, y así la pueden ver los niños y sus abnegados padres, en vez de dar una peli española contra la que no tengo nada, pero que seguro es "para mayores con reparos", ya que en este país no saben hacer películas que no sean para mayores de dieciocho y en las que no salgan dos tetas, un culo y una explícita escena de cama.
Y si la dan en el único canal que no tiene anuncios pues vaya, pero si no, la película termina a las dos de la mañana, y nos hemos dormido todos tres veces en los anuncios de seis horas que nos meten de rondón.
Esa es otra:
¿Se creen que somos idiotas y no sabemos contar?
No me digáis que cuando dicen: Volvemos en cuatro minutos...¡ no lo habéis cronometrado nunca!
Anda ya¡ Yo sí, y os puedo asegurar que mienten.
No sólo los anuncios duran más, sino que ellos no cuentan el tiempo que gastan en anunciar la serie que van a dar mañana, o el publirreportaje que se calzan los patrocinadores de la peli en cuestión.
Así que los cuatro minutos son en realidad siete.
Y si no ponen cuanto van a durar, es que te acaban de colar quince minutacos de publicidad.
Te da tiempo a ducharte y a un polvillo. Verídico.
Lo que me repatea el hígado, es cuando estás esperando a que termine un programa, léase El Hormiguero, por ejemplo, para ver una serie. Te ponen diez minutos de anuncios antes de que se despida Pablo Motos; cuando vuelve de la "pausa" (toma eufemismo) el susodicho se despide; empieza seguido la serie y a los quince segundos (cronometrados) ponen "volvemos en un minuto"; te cagas en San Pedro y pasa el minuto; comienza las letras y la canción de la serie y justo después ponen " volvemos en cinco minutos"; entonces tú no sé lo que harás, pero yo me cago en dios, en los hijos de los millonarios y en los sobrinos del pato Donald, pero como la serie me interesa espero para verla; a la hora y media y dos paradas más de las de ducha y polvillo (en teoría), el capítulo se está acabando, y cuando van a descubrir al asesino ponen " que te den, nos vamos a publicidad un cuarto de hora, a ver si tienes cojones de aguantarlo"; y ahí es donde claudico, por lo que no sé nunca como termina una p. serie.

Por eso no me gusta la televisión. Porque nos engañan, nos maltratan, se creen que somos bobos, y en realidad tienen razón, porque les dejamos hacer lo que quieren y seguimos sin protestar.
Porque se inventan una ley para el horario de niños y se la pasan por el forro de los c. y no pasa nada.
Porque insultan gravemente a alguien, lo calumnian y atentan contra su honor, y no pasa nada.
Porque manipulan la información y nos la dan sesgada, y no pasa nada.

Pues ale, que con su pan se lo coman, que yo me voy a la cama, en quince minutos me ventilo la higiene y el placer ( que estoy muy entrenada), y me tumbo con un buen libro, hasta mañana si Dios quiere.


                                     
                                Así, mejor así.

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