miércoles, 30 de marzo de 2011

La cama de matrimonio

La cama de matrimonio la inventó un hombre, claro.
Y no por optimizar el espacio, qué va, ni por dormir más cerca de la persona amada, tampoco.
El hombre inventó la cama de matrimonio para dormir en un espacio más amplio.
¿Y como es posible eso? me diréis... porque cuando dormimos en cama individual tenemos 80 o 90 centímetros para nosotros solos, pero las camas de matrimonio son como mucho de 150, por lo que lo lógico es pensar que tenemos 75 cm cada cónyuge.
Ja, eso es lo que las mujeres creemos que va a suceder, pero en realidad ellos terminan durmiendo en cien y nosotras en cincuenta.
Es muy significativo observar una cama de matrimonio por las mañanas.
Normalmente una de las almohadas está en su sitio y la otra está por encima de la primera. La que está encima es, por supuesto, la almohada que corresponde al hombre, lo que da una idea aproximada de lo que ha sucedido.
Una se mete en la cama por su lado, que habitualmente es fijo, previo pacto entre las partes,y el señor en cuestión se mete por el suyo.
Al principio, sobre todo cuando el matrimonio aún se tienen ganas, la pareja se abraza durante un ratito, y tras lo que tiene que pasar o tras sólo el abrazo tierno, si hoy no tiene que pasar nada especial, (porque pasó ayer y hasta el sábado ya ni tocar), se dan las buenas noches y apagan la luz.
Lo habitual es que se pongan culo con culo, es decir uno mirando a la derecha y otro a la izquierda, o los dos mirando hacia el mismo lado, pero nunca cara con cara, porque así no hay quien duerma, y entonces lo que habría que hacer es cambiar el lado por el que se han metido a la cama, para que volvieran a quedar culo con culo. No sé si me explico.
El problema viene cuando uno de los dos cambia de repente el hábito que había sostenido durante años y empieza a dormir para el otro lado. Ahí hay que ponerse de acuerdo, porque repito que si están uno al otro echándose el aliento, no va a haber forma de conciliar el sueño.

Pero bueno, imaginemos que ese tema está zanjado y cada uno sabe y acepta para que lado va a dormir.
Lo siguiente que por educación se debería cumplir a rajatabla, es no sobrepasar la línea imaginaria, pero por ello no menos cierta, que divide la mitad de la cama, porque de lo contrario tampoco va a haber manera de echar una cabezada.
Eso los hombres en su mayoría no lo respetan. En cuanto te descuidas han atravesado la línea divisoria y la mujer está recluida en cincuenta centímetros y el hombre se repanchinga en cien.
Y eso con suerte, si lo que sucede no es que, sin previo aviso, tienes una pierna de cincuenta kilos encima, con lo que además de por el espacio, a apretura no te deja ni moverte.

Cuando hice obra en casa, recuerdo que el que me iba a poner los enchufes en el dormitorio calculaba la medida del cabecero más quince centímetros de separación hasta las mesillas, y yo pensaba:
-Qué bobada, las mesillas se acercan más a la cama y ya está.
Pues el hombre tenía razón. Porque como durante el trascurso de la noche, la mujer se va acercando cada vez más al borde la de cama, porque el Don va ganando terreno, si la mesilla la tienes pegada al colchón, no tienes espacio para tu nariz, y al final terminas con el papo apoyado sobre la mesilla.

La complicación se duplica ( y esto es completamente verídico) cuando duermes en una cama de matrimonio de 130 ( que había que prohibir llamarlas así, porque esa medida es tan mala para la salud, mental y física, como fumar o comer grasas saturadas), con sábanas de 120, lo que significa que cada vez que tú te das la vuelta se te sale el pie, y cada vez que tu marido se da la vuelta te quedas con el culo al aire, y como coincidamos cara con cara, ya no es que nos echemos el aliento, es que nos estamos besando en la boca porque no hay más espacio.
Vale, pues a esto añadámosle ( y sigue siendo verídico) unas preciosas mesillas de forja, que no cumplen los quince centímetros de separación con el cabecero (que también es de forja y ocupa tres veces más de lo que debería), y que además no tienen la altura del colchón, sino que son diez centímetros más altas.
En esa situación, el problema ya no es dormir mejor o peor, porque ya de entrada lo de dormir es un eufemismo porque es totalmente imposible. El sufrimiento ahí es intentar no clavarte en el ojo, o hacerte una brecha de cinco puntos de sutura con la condenada mesilla de forja, que amenaza durante toda la noche con abrirte la cabeza cada vez que te giras.

Por eso reitero mi convencimiento absoluto de que ciertas medidas de colchón, así como cientos tipos de mesilla, así como ciertas prácticas en el arte de dormir, deberían estar prohibidas por ley, para evitar accidentes domésticos de esa índole ( y repito, totalmente verídicos).

Y el que diga que abrazado toda la noche es la mejor forma de dormir, miente como un bellaco,ya me lo puede afirmar el presidente del Constitucional, que es increíblemente falso. Sí que podría ser que duerma uno de los dos (el que lo afirma, claro) y la pareja, idiota como ella sola, no confiese, a la mañana siguiente, que no ha pegado ojo, con lo cual se lo tendría merecido a todas luces.
Pero he de revindicar que, dormir en camas separadas, no es quererse menos, sino más, ya que así se le va a extrañar mucho, y los momentos de pasión serán mejores. ( bueno, eso dicen)
Y las horas de sueño serán las que deben ser, sin sustos, ni aplastamientos, ni intrusiones enemigas.
( ah¡ y por cierto,el tema de las mesillas de forja, no depende del hombre, pobre, no todo va a ser culpa suya, eso es cuestión del decorador, o de la madre que le parió, con perdón).

Por todo ello, o hacen las camas de matrimonio más amplias ( aunque me temo que el problema seguiría siendo el mismo) o se pone una barrera antipánico en el medio, para accionarla cuando el inciso se acerque peligrosamente a la linde, y disuadirle así de que persista en su empeño conquistador.

Y que conste que no he hablado nada del tema del ronquido ensordecedor que acompaña a las maniobras de aproximación, y que seguro que dará para otro entretenido blog.

2 comentarios:

  1. Es curioso q esto se haya publicado en el 2011 y sea mi comentario el primero, yo estoy totalmente de acuerdo con lo expuesto aquí, estoy casada desde hace 16 años y los últimos dos años me he estado haciendo la pregunta de porque se inventaron las camas matrimoniales?, no sé si será q a esta altura del matrimonio hay cosas q dejan de ser románticas, claro que por economía resulta más barato compartir la cama o habitación, pero en verdad me parece un poco absurdo que una pareja deba compartir una cama casi por obligación social, las camas matrimoniales deberían ser solo para el acto sexual después cada quien pueda irse a dormir plácidamente por separado "bajo el mismo techo" por supuesto en el caso de las parejas que quieran hacerlo, particularmente me ha afectado estéticamente, me explico, al compartir la cama con mi marido debo dormir de lado casi siempre del mismo lado, lo que me ha producido arrugas por colocar la cara contra la almohada toda la noche amanezco con la piel marcada, lo mismo me ocurre en el pecho, la piel entre los senos, he intentado dormir boca arriba, pero como entenderán mi esposo se cambia de posición a media noche y comienza a roncarme en el oído, así q acto seguido vuelvo a colocarme de lado de espalda hacia él, es curioso ahora que ahondo un poco en el tema, recuerdo las quejas de la esposa de mi cuñado que dice que tiene 20 años sin dormir bien porque su esposo ronca de manera exagerada tanto q el pobre a consultado con varios médicos y se ha sometido a cirugías sin poder lograr mucho, ahora me pregunto? Y porque ella insiste en tener q dormir junto a él todas las noches, pueden continuar teniendo sexo, todo el que quieran y luego dormir en habitaciones separadas, sería muy saludable para ambos porque sé que mi cuñado se mortifica por esto, y seria hasta muy bueno para todos los matrimonios, hay cosas incluso q a nosotras nos gusta como ver una película romántica o un programa sobre modas, y sé que a ellos les puede parecer aburrido o viceversa, si debes en cuando quieren dormir juntos lo hacen y ya, eso le puede dar más interés a la relación, desde pequeña he escuchado como terrible que una pareja duerma por separado, “una mala señal”, generalmente cuando sucedía era porque estaban molestos y entre más veces sucediera más cerca estaba el divorcio pero una cosa nada tiene que ver con la otra.

    ResponderEliminar
  2. La cama de matrimonio me parece algo anticuado y anacrónico. ¿Por qué tienen que dormir 2 personas juntas por mucho que se quieran? No es práctico para la vida real. Las personas necesitan descansar tras un largo día de trabajo y así va a ser imposible. Parece un invento machista del hombre, cuando en el pasado consumar el matrimonio era algo obligatorio y en una sola cama pues la mujer no tenía escapatoria. Buff, que fuerte, pero era asi.. Eso ya cambió hace mucho tiempo, afortunadamente. Así que me parece que la cama de matrimonio no es más que un vestigio del pasado totalmente erradicable. Es algo incómodo, absurdo y arcaico. Debería de haber en una casa la opción de camas individuales y también la de matrimonio para cuestiones de amor.

    ResponderEliminar