jueves, 27 de febrero de 2020

¿Te preocupa la menopausia?




Pues no debería. La menopausia es un cambio natural que experimenta toda mujer y que no es ni una enfermedad ni un estado patológico.

Es verdad que las mujeres al llegar a este momento sienten que han cerrado una etapa, y aunque hace muchos años que nos habíamos olvidado del embarazo o de los bebés, que nos recuerden que ya no va a ser posible nos duele un poquito y nos hace sentir mayores.

Nada más lejos. La menopausia en un momento de cambio, sí, pero puede y debe ser para bien. Pero para que algo no nos de miedo, debemos conocerlo. Por eso vamos a intentar entender en qué consiste este cambio y qué síntomas pueden aparecer.

La menopausia no aparece de una día para otro. Es un proceso largo que puede durar más de cinco años (entre los 50-55 aproximadamente). En realidad a todo este proceso lo denominamos mal. Su nombre correcto sería: climaterio.
El climaterio, por tanto es el período que va desde que la mujer aún es fértil hasta que deja de serlo por completo. Y esta transición tiene varias fases:
  • La perimenopausia, que es el período (entre 45-50 años) en el que aún conservamos la menstruación pero se observan pequeños cambios. La duración de la regla es menor, o la cantidad de flujo cambia con respecto a lo que estábamos acostumbrados, o ya no viene cada 28 días exactos…Son síntomas muy inespecíficos y variados que en realidad no nos producen ninguna molestia y que aceptamos con normalidad, como el hecho de que ya no enhebres una aguja a la primera, o que tengamos alrededor de los ojos pequeñas “líneas de expresión”.
  • Después de este tiempo, que puede durar varios años, los cambios se hacen algo más evidentes y entraríamos en el período de menopausia propiamente dicho. La menstruación desparece por completo. Se considera menopausia cuando la regla desparece al menos doce meses seguidos.
  • Cuando no hay producción de hormonas (estrógenos y progesterona), ni producción de óvulos, porque los ovarios han cesado completamente su actividad, el cuerpo ha de ir adaptándose y es cuando suelen aparecer algunos síntomas que podrían ser difíciles de encajar en un principio.
Los síntomas de la menopausia no son dolorosos, ni incompatibles con una vida absolutamente normal. Es quizá la manera de afrontarlos, desde el punto de vista psicológico lo que hace de ellos más o menos importantes.
En algunas culturas una mujer madura tiene mayor estatus social, por lo que este período es muy bien aceptado y hasta casi deseado. Sin embargo, si la percepción de la menopausia tiene connotaciones negativas (ya soy menos mujer, estoy vieja, ha llegado la cuesta abajo…) entonces será más difícil de llevar.

Los síntomas más habituales son:
  • Sofocos. Es una sensación de calor que comienza en el pecho y sube hasta la cara. Puede producirse por la noche e interferir en el descanso.
  • Sudoración. Se tiene menos tolerancia al calor y la sudoración es más profusa. Solemos decir que “se nos ha estropeado el termostato” ☺
  • Cefaleas. Son dolores de cabeza, imprecisos e inesperados, que pueden llegar a ser bastante molestos.
  • Palpitaciones. Es la sensación de que el corazón late más fuerte o más rápido. Normalmente no se llega a una taquicardia, pero aquí entran en juego los nervios y la aprensión de la mujer. Simplemente hay que respirar profundo e intentar relajarse y la sensación cesa en unos segundos.
  • Fluctuaciones en el peso, porque la distribución de la grasa se modifica.
  • Sequedad en la piel.
  • Alteraciones emocionales. La falta de hormonas puede hacer que la mujer esté más irascible, o con mayor tendencia a la melancolía, pero nada que no se pueda controlar. La percepción positiva del momento que se vive ayudará a que estas alteraciones pasen prácticamente desapercibidas.
  • Disminución de la lubricación vaginal. Las mucosas están más secas. Esto podría producir un coito molesto y disminuir por tanto el deseo sexual. Existe cientos de maneras para evitarlo, además de los lubrificantes que se venden en parafarmacias o en tu tienda natural Xtusalud.
Procura estimular la libido con juegos, preliminares más largos y no te cortes a la hora de pedir a tu pareja que te ayuda a excitarte.

También existen complementos a base de ginseng, jalea, maca…que te pueden dar un empujoncito.

La disminución de los estrógenos puede tener otros efectos como la pérdida de calcio de los huesos o la mayor acumulación de colesterol en las arterias, lo que aumentaría el riesgo de enfermedad cardiovascular. Pero esto no significa, ni mucho menos que las mujeres vayamos a sufrir osteoporosis o un infarto por el hecho de llegar a la menopausia.
Lo que debemos hacer es seguir cuidándonos como siempre, llevando una alimentación variada, completa y equilibrada, haciendo ejercicio de forma regular y procurando descansar suficientes horas.

Tu ginecólogo decidirá contigo qué tratamiento puedes seguir. La terapia hormonal sustitutiva para equilibrar las hormonas o un tratamiento que palíe un poco los síntomas más molestos. Consulta siempre con un profesional todas las dudas que te surjan para que te quedes más tranquila.

Y ya sabes. No podemos evitar que la menopausia llegue, pero sí podemos elegir cómo hacerle frente. Piensa que todavía te queda casi la mitad de tu vida, que ya no tienes que preocuparte por el embarazo, que seguramente tus hijos ya son mayores y disfrutas de ellos de otra manera, que ya eres una veterana en tu trabajo y sabes que lo haces bien y que tu madurez y seguridad en ti misma te hace gestionar los problemas de manera más eficaz y posiblemente así seas más feliz.

Quizá sea el momento de garantizar tu tranquilidad y la de tu familia con un seguro de salud, de vida o de decesos a tu medida.

Xtusalud y la de los tuyos.

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