Decir superalimento ya conlleva una serie de connotaciones milagrosas. Y en cuanto los dietistas oímos algo de esto saltamos enseguida: ¡¡Vade Retro!!
Porque atribuir superpoderes a un alimento, complemento, dieta o ejercicio es muy peligroso. Además de mentira y gorda.
Vale, pero si todo el mundo habla de ello será por algo ¿no?
Pues ciertamente, por algo es.
Un superalimento es un alimento…como lo diría…cojonudo. ;) Por su composición nutricional y lo bien que le sienta a nuestro organismo. Es decir, es un alimento con una alta densidad de nutrientes beneficiosos para la salud.
Pero esto no significa, que sólo por tomar ese alimento, vamos a estar ya sanísimos para siempre, vamos a conseguir nuestro peso ideal, el colesterol va a desaparecer milagrosamente o ya no padeceremos diabetes. No. A eso me refería. Una cosa es que sea una alimento estupendo y otro que sea un medicamento curativo.
¿Y qué tienen esos alimentos que otros no tengan?
Se supone que su concentración de vitaminas, minerales, fitonutrientes o fitoquímicos es tan alta que pueden ayudarnos a prevenir ciertas enfermedades. Los fitonutrientes y fitoquímicos, que suenan muy pomposos, no son más que sustancias químicas responsables del sabor, color o textura de los alimentos y de protegerlos de los rayos solares o de algunos gérmenes.
Los superalimentos suelen cumplir varios requisitos:
- Son una excelente fuente de fibra, vitaminas y minerales.
- Aportan pocas calorías.
- Contienen fitonutrientes que les otorgan gran poder antioxidante.
- Reducir el riesgo de envejecimiento prematuro.
- Mejorar el metabolismo y el tránsito intestinal.
- Proteger el sistema inmune.
- Favorecer la salud de nuestros tejidos, piel y mucosas.
- Hidratar el organismo.
- Ayudar a mantener un peso adecuado.
Pues así de entrada y sin pensar mucho…casi todas las frutas, verduras y hortalizas.
O sea. Que si no encuentras “kale” en el mercado, prueba con el repollo de toda la vida, y si las “bayas” son difíciles de conseguir, compra una tarrina de deliciosos y fabulosos frutos rojos de siempre.
Sin embargo, tampoco vamos aponer puertas al campo y es cierto que algunos alimentos de reciente aparición en nuestros menús son alimentos especialmente saludables a los que no deberíamos tener miedo y que pueden conseguir que nuestra dieta sea más variada y completa.
Por ejemplo:
- La quinoa. Si, si, ahora todas sabemos qué es, pero hace diez años ni nos sonaba. Permite hacer platos exquisitos y regula el tránsito intestinal, aporta proteínas vegetales y ayuda a controlar el colesterol.
- Las algas. Son fuente de minerales como hierro, yodo o calcio, vitamina A, B o C y fibra.
- La maca andina. Es rica en minerales como calcio, fósforo, potasio, magnesio, hierro y otros oligoelementos.
- Las semillas de chía. Son antioxidantes, por lo que protegen frente a los radicales libres y contienen grasas saludables.
- Las bayas de Goji. Son muy ricas en vitamina A, hierro, cobre y vitamina B2.
- El té Matcha. Es otro gran antioxidante rico además en ponifenoles, vitamina A, E y K.
- La cúrcuma. Es antioxidante, antiinflamatoria y buena para el corazón.
Debemos tener claro que no son milagrosos y que por sí mismos, sin una dieta equilibrada, variada y completa, y acompañada de ejercicio físico regular, no van a conseguir ningún efecto beneficioso. Si tienes esto claro, probar este tipo de alimentos es una buena idea.
¡Venga anímate! No esperes a que te lo cuenten. Xtusalud y la de los tuyos.
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