Sí, lo sé, suena pretencioso, por eso vamos a dejar las cosas
claras desde el principio para que no haya equívocos.
La relación entre la alimentación
y la salud está tan clara como la del deporte
y la salud. Las personas que llevan una dieta sana y equilibrada, rica en
productos frescos, acorde con su peso, talla, constitución y edad y que
practican ejercicio físico de forma regular tienen mejor salud. Está comprobado
científicamente.
Ahora bien. Ningún alimento por sí mismo va a evitar que aparezca un cáncer, y
ninguno por sí solo va a curar un
cáncer. De igual modo, aunque hay sustancias en algunos alimentos que pueden
resultar tóxicas o dañinas para el organismo (hidrocarburos, nitritos, aminas…),
ningún alimento por sí mismo va a producir
un cáncer. Pero sí es cierto que unos hábitos de vida inadecuados y una dieta
insana están detrás de casi el 30%
de los nuevos casos de cáncer en el mundo.
Yo hoy me quiero centrar en aquellos alimentos que contienen
sustancias que podrían disminuir el
riesgo de aparición de algunos tipos de cáncer por sus propiedades
beneficiosas para el organismo.
Por ejemplo:
·
La fibra dietética.
Ayuda a dar consistencia a las heces y mueve con más rapidez el bolo a través
de los intestinos. Al parecer esto podría reducir el riesgo de padecer cáncer
colorrectal y cáncer de estómago. Está principalmente en cereales integrales,
legumbres, frutas, verduras y semillas.
·
Antioxidantes como los
betacarotenos, la vitamina A, C o E o minerales como el selenio, que evitan la
oxidación prematura de las células y disminuirían el riesgo de desarrollo de
tumores mamarios, pulmonares, estomacales… etc. Los encontramos en frutas y
verduras princiapalmente.
·
El folato,
en forma de ácido fólico, que está presente en verduras de hoja verde, frutas,
legumbres y disminuiría el riesgo de cáncer de mama, colon y páncreas.
·
Fitonutrientes
como los polifenoles, los flavonoides, antocianinas, poliacetilenos..etc.
Son sustancias no nutritivas que dan color, sabor, textura o protección a las plantas
y tienen efectos antioxidantes, antiinflamatorios, antibacterianos y
minimizarían el riesgo de proliferación de células malignas.
Esto no significa que sólo por tomar un alimento con alguna
de esas sustancias vamos a estar protegidos frente al cáncer, pero sí que hay
cientos de estudios que relacionan una ingesta de estas sustancias con una menor predisposición a enfermar y con
un mejor pronóstico en caso de ya
estar enfermo.
Sea como fuere, todas estas sustancias están presentes en los
alimentos que todos los nutricionistas consideramos como “saludables” y que
deben formar parte de toda dieta que se precie como “sana”.
Aquí os dejos algunas recetas
deliciosamente sanas para que os hagáis una idea:
1.
Sopa de
tomate y sandía.
Es la receta más sencilla del mundo mundial y está buenísima.
Corta en trozos medianos tres tomates maduros y ¼ de sandía. Tritura y cuela.
Añade sal y pimienta al gusto. Escalda unos tomates cereza y pélalos. Haz unos
daditos de sandía. Machaca unas hojas de albahaca con unas gotas de aceite de
oliva. Sirve el plato de sopa junto con el aceite de albahaca y la guarnición
de tomates y dado de sandía.
Es un chute absoluto de antioxidantes y agua. Fresca y
natural.
2.
Ensalada de
rúcula y queso ricota.
La rúcula es rica en vitamina A, C y hierro (que en presencia
de la vitamina C se absorbe mejor). El queso ricota aporta proteínas y
vitaminas del grupo B.
Es además simple y rápida. Limpia bien con agua la rúcula y
separa los tallos. El queso trocéalo en trozos pequeños. Haz una vinagreta con
aceite de oliva virgen extra (que contiene grasas poliinsaturadas y vitamina
E), vinagre de Jerez y sal fina. Añade unos piñones que son ricos en ácidos
omega 3 y 6 y en minerales como el potasio, magnesio, hierro y zinc.
3.
Lentejas
con verduras
Las lentejas son ricas en hierro, manganeso, fósforo, zinc o
selenio. Además contienen fibra, mucho ácido fólico y vitaminas A, B,C, K y E.
Las verduras aportarán minerales, vitaminas y fibra.
Ingredientes: lentejas pardinas, alga kombu, brócoli,
guisantes, aceite de oliva, laurel, cayena, cúrcuma, cilantro, pimienta y sal.
Pon las lentejas a remojo al menos 2 horas y lava con un
chorro de agua fría.
Calienta el agua junto al alga kombu en una olla, y cuando
esté a punto de hervir añade las lentejas y baja el fuego para que no llegue a
hervir. Calienta a fuego lento durante 15 minutos.
En una sartén añade aceite de oliva, y dora una pizca de
comino, dos hojas de laurel y una pizca de pimienta de cayena durante unos
minutos.
Añade las verduras y saltea unos minutos. Añade a la sartén
las lentejas con el agua de cocción. Introduce la cúrcuma, la pimienta negra y
la sal y cocina 15 minutos más a fuego lento. Prueba las lentejas antes de
retirar del fuego, si no están tiernas cocina unos minutos más. Deja reposar y
sirve.
4.
Quinoa con
verduras y salsa de soja.
Esta me encanta. La quinoa es rica en proteínas, minerales y
vitaminas. Añades además los antioxidantes y la fibra de las verduras. Cuidado
con no añadir sal porque la salsa de soja es muy salada normalmente.
Como ingredientes utilizaremos: pimientos, champiñones,
zanahorias, guisantes, calabacín, quinoa, ajo, jengibre, apio, aceite, cebolla,
soja, cúrcuma y pimentón.
Cocina las verduras al vapor. Unos ocho minutos. Cocina la
quinoa quince minutos en agua hirviendo. Escurre y reserva. Tritura un ajo, un
trocito de jengibre y una ramita de apio. Sofríe junto con una cebolla picada y
añade medio vasito de salsa de soja, cúrcuma y pimentón. Mezcla las verduras,
con el sofrito, añade la quinoa y sirve templado.
Esto son solo unos ejemplos. En realidad cualquier plato
basado en verduras, hortalizas, legumbres y cereales integrales contendrá
nutrientes que protegerán tu organismo y te harán más fuerte para combatir
cualquier enfermedad. No dudes en preguntas a un endocrino o nutricionista para responder a tus preguntas.
Y garantiza tu tranquilidad y la de tu familia con un seguro
de salud, vida y decesos a tu
medida.
Xtusalud y
la de los tuyos.
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