Estoy totalmente desasosegada. Vivo sin vivir en mí, y no sé si me voy a poder acostumbrar a esta nueva situación.
Las obras de mi casa ¡HAN TERMINADO¡
En serio, no me hallo sin los andamios que me quitaban la luz y las vistas, y cada vez que el sol entra por mi ventana me sobresalto pensando:-¿Quién ha encendido esa luz?- Y mis ojos se ciegan pues tras tanto tiempo en la oscuridad soy ya como un pequeño topillo medio ciego.
Y sin los ruidos estruendosos propios de la "rotaflex", los martillazos, la maza,y los gritos, mi casa tiene como ¡eco¡ y me oigo a mí misma hasta los pensamientos. Sobre todo a las tres de la tarde cuando me sentaba a ver el telediario y ahora ¡lo puedo oir¡ y me espantan las cosas que dicen..
Después de tanto tiempo entre los polvos y lodos que toda buena obra que se precie, lleva consigo, no termino de cogerle el gusto al olor a limpio y a nuevo. Y no tengo que llevar en el cinturón el trapo de polvo pillado para ir pasándolo por los muebles a cada momento y ahora no sé qué hacer con él.
Cuando al amanecer abro la ventana de mi cuarto para ventilar, echo de menos el: -¡Buenos días señora¡ ¡Vaya frío que hace hoy!- y a los cinco minutos creo que debo cerrar la ventana para que no entre la nube de porquería y ¡oh! ¡Dios mío¡ me doy cuenta de que ya no es necesario porque no hay nadie ahí afuera.
¡Qué soledad!
¿Y qué me decís del olor a sudado?
Porque los obreros tienen un olor a sudado especial, y que no se me enfade nadie porque lo digo con todo el cariño del mundo. Es verdad. El olor a sudor de un obrero es una mezcla de barniz, pintura, metal, madera y esa retranca que sólo puede salir de un mono que no se ha lavado en varias jornadas (o lustros) y que acumula sabiduría y horas de curro. Y es un olor tan característico que no consigo encontrarlo por más que me empeñe en oler todo lo susceptible de estar sudado que me encuentre por ahí.
Qué sensación tan tremenda de abandono.....
Y al bajar por las escaleras al portal, ya no voy dejando huellas que tiene que volver a limpiar la señora de la limpieza y cuando nos cruzamos las miradas la de la señora me dice: -¿Y que hago yo ahora, sin tener que fregar cada día los tres pisos y el portal, llenos de mierda hasta los cojones? ¿Cómo voy a poder superar esto?-
Y mi mirada le contesta:- Yo estoy igual "Choche"s, creo que voy a entrar en depresión....
Ya no sé que hacer para poder con esta situación. Creo que incluso me voy a atrever a ir a la próxima reunión de escalera para proponer que hagamos el ascensor, porque creo que eso son como unos seis meses de obra y lo llenan todo de polvo hasta la bandera, además de hacer un ruido que despierta a un muerto al tener que romper a mazazos la escalera para hacer hueco y me ha comentado que hay que bajar por unos tablones peligrosísimos que ponen provisionales mientras arreglan el agujero y que hay gente que hasta se ha roto una pierna bajando¡¡¡
Me estoy entusiasmando sólo de pensarlo, y un hormigueo de placer me recorre las piernas al imaginar volver a empezar con una obra faraónica en mi portal.....
Seguro que a Choches también le mola.....
Todo sea por una buena obra...
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