lunes, 24 de octubre de 2011

Mi amigo Mickey Mouse

Últimamente, el señor candidato a la presidencia del gobierno en las próximas elecciones generales, del partido socialista, para más señas, se me antoja con un extraño parecido a un ratón doméstico muy famoso, y conocido por todos.
No lo digo sólo por las orejas y la ausencia de pelo, sino por sus formas y maneras en el estrado al que se sube con tanta asiduidad.
Antes, en el escaño, cuando ejercía de Ministro, estaba siempre como más enfadado. El rictus era más del tío Gilito. Pero ahora, bien porque el puesto le gusta más, bien porque es marketing, bien porque es de la escuela de María Guerrero, lo cierto es que parece mucho más adorable, y está en plan:
- ¡Qué tal mis queridos amiguitos, hooooolaaaaaa......!
Y le encanta demostrar lo humano que es y la cantidad de emociones a flor de piel que tiene e incluso derramar alguna lagrimilla si la ocasión lo requiere, que eso queda muy bien entre el público femenino, que preferimos mucho más a un ratoncillo tierno, que a una humano sin sentimientos.
Lo mismo le vemos de capitán de barco, silbando una cancioncilla, como antaño hacía Mickey en sus comienzos, que se convierte en director de orquesta, y lidia con el viento y los imponderables sin perder el ritmo.
Todo sea por dejar claro que el jefe es él.
Pero como cuando estaba de aprendiz no se aplicó en demasía, podría pasarle que ahora, al ir de mago supremo, las escobas y los cubos de agua se le descontrolaran un poco y armara un pequeño lío en el castillo.
De vez en cuando se saca de la manga una "Mickey herramienta" que parece muy chula así de pronto, pero que al final se desinfla, como no, y no termina sirviendo para nada.
Además si esa herramienta fuera buena de verdad, ya la podía haber usado cuando estaba trabajando y no ahora, que está de promo de la nueva peli, no?
El problema, señor Mickey , es que por mucho que se vista de Robin Hood , sigue usted siendo un ratón, y además le tenemos muy visto.
No obstante, he de advertirle que la fama es efímera, y que aunque nuestro adorable ratón, siempre será famoso, y nos acordaremos mucho de él, está, todo hay que decirlo, un poco pasadillo, y hoy por hoy, con la que está cayendo, quizá nos fuera mejor si en vez de vestir a Mr. Mouse de SuperRatón llamáramos directamente a Spiderman, que al menos se puede subir por las paredes sin cuerda, o a Batman, que es millonario e igual podemos hacer negocios.
Nos van más los super héroes, qué le vamos a hacer, que los ratones bajitos y de voz chillona, o al menos nos dan más confianza, que ya es mucho, y además el tema Disney está ya un poco trilladillo.
No le parece?

De cualquier modo, he de felicitarle, por intentarlo. Ha escogido usted a uno de los mejores personajes, y está claro que la casa de Mickey Mouse se ha llenado de amiguitos, como Donald Blanco, Daisy Chacón, Minnie Valenciano, Goofy Zapatero y por supuesto Doodels González, que le están ayudando mucho. Pero, por favor, tenga usted cuidado Mickey, que los amigos no son "per sempre", aunque lo diga la canción, y arrieros somos y en el camino nos encontraremos.
Capire?

                                   

lunes, 17 de octubre de 2011

Y yo con estos pelos....

Las peluquerías son sitios peligrosísimos.
Para empezar, el que manda tiene siempre unas tijeras en la mano, con lo cual manda y mucho, porque no hay quien le lleve la contraria.
Por eso pasa lo que pasa.
En realidad, las personas que van a la pelu, pueden ser de varios tipos:
-Que sepan exactamente lo que se quieren hacer
-Que sepan exactamente lo que NO quieren que les hagan
- No saben, no contestan, consecuencia: la cagan
Yo soy más bien del segundo grupo, con aspiraciones de ser del primero, pero al final termino, por mi asquerosa buena educación, siendo del tercero.
Y eso es un drama señores¡¡¡ Porque una se pone en las manos de un profesional, para que el susodicho profesional haga un buen trabajo, y si por confiada te dejan como Marge Simpson, pues tenemos que ser capaces de protestar.
Os lo comento porque me estoy acordando de una boda que tuve hace algún tiempo, cuando aún creía que si una va a la pelu es para mejorar, y me fui con mi hermana a peinarme.
Teníamos hora, pero estuvimos esperando mogollón.
Cuando por fin nos atendieron cada una dijo lo que nos queríamos hacer.
Yo dije: - Quiero un semi recogido bajo, en la nuca
A lo que el peluquero, que por cierto era como el de Modern Talking, me contestó:
- De eso nada, eso es una ñoñez¡¡¡
¿¿¿¿¿¿??????
-Y a usted que coño le importa si soy una ñoña? Si tú llevas el pelo como Kylie Minogue cuando empezó a cantar¡¡¡
Eso es lo que debería haberle dicho, pero mi respuesta fue:
- Hummm, uffff, no sé......pues...lo que te parezca...
Mi hermana dijo:
-Yo quiero el pelo ondulado, con rizo natural
Y el peluquero contestó:
- A lo años ochenta no?
¿¿¿¿¿??????
- Pero qué te pasa a tí con los años ochenta? Como me pongas como el de "Europe" te denuncio¡¡¡
Eso es lo que debería haber dicho mi hermana, pero su respuesta fue:
-Hummm,ufff, no se..... pues..lo que te parezca..

Craso error, señoras....más bien enorme error.
Las dos hermanitas, que se gastan un genio de mil demonios para otras cosas, fuimos incapaces de mandar al peluquero de la "Movida" a la porra y salir corriendo de allí, y en vez de eso nos dejamos manipular por el "Manos tijeras" y claro, pasó lo que pasó.
Por lo menos cambió de década y no salimos ochenteras, pero yo era clavadita a Amy Winehouse y mi hermana salió cantando: ¡ Bulería, bulería¡ O sea Bisbal en todo su esplendor.

Al llegar a casa la suerte ya estaba echada. No teníamos tiempo para deshacer el desaguisado, así que yo aplasté el nido de abeja que llevaba en todo lo alto, para que no se me engancharan las moscas allí y disimulé un poco el estropicio, y mi hermana como es muy guapa, se subió a los taconazos y con humor se fue al la boda como ricitos de oro.

Mi pregunta, y por supuesto la de nuestros respectivos maridos es : ¿Por qué no le habéis dicho que no os gusta nada? ¿Por qué os dejáis hacer algo que no es lo que queríais?
Pues no lo sabemos. Esa es la verdad
Es increible, pero cierto, que una novia, que se empeña en controlar hasta el más mínimo detalle de su boda, sea capaz  de dejar que le planten un moño, que no le pega absolutamente nada, porque jamás lleva el pelo recogido, además pagando un precio astronómico por ello.
Nadie llevaría un vestido carísimo y a la vez horroroso a su boda, ni a la boda de nadie, pero somo capaces de dejar que nos disfracen, y no abrimos la boca para protestar.
¿Por qué? Ni idea.
Igual nos da corte ser unas mandonas ante un profesional y lo mismo que no le corregimos al médico, tampoco lo hacemos con el peluquero....
O sentadas en esas sillas delante del espejo nos vemos tan poca cosa que no nos atrevemos a opinar...
O quizá simplemente sea que somos gilipollas y que tenemos lo que nos merecemos, por no saber hacernos valer.
Pero la verdad es que estamos acostumbradas a ver en la tele a señoras horrorosas que siempre salen estupendamente peinadas, o las que ya son estupendas de por sí, pues salen todavía mejor, y podrá no gustarnos un peinado o podremos decir: - Eso yo no lo llevaría nunca, pero la persona que lo lleva está siempre la mar de favorecida.
Entonces... ¿será que somos unas gafes y siempre vamos a dar con el peluquero trasnochado que se quedó en Operación Triunfo Uno y no sabe peinar nada que no haya salido ahí?
¿O es que si no vamos a la super peluquería de a 50€ el mechón no es posible salir decentemente a la calle?
No crean señores y señoras que esto me ha pasado sólo una vez.
No señor ,no.
Lo cierto es que muchas veces la culpa ha sido también mía.
Porque yo de joven quería tener el pelo de Bon Jovi  y eso es difícil de pedir, y más de que te lo concedan.
Una vez incluso les llevé una foto de una actriz estupenda que hacía una serie de abogados, pero la verdad es que no me lo hicieron igual. Bueno, ni parecido tampoco.
La última vez que lo intenté (lo juro por Snoopy), le dije a la chica que me iba a peinar:
- Hazme el rizo vivo, que quede natural ( yo también qué cosas pido)
Y cuando terminó, la señora de al lado me dijo:
- Pues sí que estás natural, como si vinieras de la playa.
Sí, no te jode, después de una galerna.
Y que debía hacer en ese momento. ¿Matar a la practicanta que llevaba tres cuartos de hora con el difusor?
Si la culpa es mía por innovadora social¡¡¡
En fin, creo que voy a hacer un curso de esos por fascículos de peluquería, así en el próximo bautizo, boda o comunión, no le podré echar la culpa a nadie por parecer Mónica Naranjo cuando yo pedí Gisele Bundchen.

Que...por cierto...a qué pelu irá?

                                     
                            Pues ese día sí que me dejaron mona......            

miércoles, 5 de octubre de 2011

LA BODA

El otro día tuve una boda.
LA BODA
Era una de esas bodas que te hacen especial ilusión porque son unos amigos a los que quieres mucho, a los que la vida trató mal, y que el destino ha dado una segunda oportunidad, y ellos, que son valientes, se han lanzado a vivir ese nuevo chance y como se lo merecen van a ser felices, y comerán perdices, fijo, y escabechadas que son mejores.
Yo, como cualquier mujer invitada a una boda, me curré con esmero los preparativos y tenía con mucha antelación previsto el vestido, los complementos y of course, los zapatos, que estuve un mes usándolos para pasar la aspiradora, a lo Freddy Mercury, para ablandarlos, cosa que, os advierto, no funciona en absoluto.
Me hice la manicura, pedicura y bigotuda y tenía como no, el pelo perfecto.
Lo que no tenía previsto, claro está, es el grano que me salió la noche anterior en la mejilla.
En realidad no era un grano. Era EL GRANO, por antonomasia, el indestructible, irreducible, inconmensurable y de ninguna manera disimulable.
Así que presa del pánico me pasé la noche entera luchando contra los elementos, hasta que bien entrada la madrugada me dí por vencida.
El día de la boda, me vestí con mi vestido perfecto, mis uñas perfectas, mis complementos perfectos, y dudé mucho si ponerme la flor, en vez de en el pelo, en el papo, para disimular al intruso que seguía allí, impertérrito, pero al final opté por bajarme el escote, para así intentar desviar las miradas a lugares más interesantes.
No sé si lo logré, pero decidí no pensar más en el asunto ( hasta que mi padre nada más verme me lo recordó, qué oportuno) y centrarme en pasármelo bien, que era a lo que había ido.
En la puerta de la iglesia todo eran nervios. Sobre todo una señorita que daba órdenes a diestro  y siniestro, como una pila automática, y que era la hermana de la novia. A la pobre le habían encargado que todo el mundo estuviera dentro cuando llegara la novia, y no sé si llevaba pinganillo, pero de repente le debieron avisar que se acercaba, y se puso a dar voces:
-Todos dentroooo¡¡ Inmediatamenteeee¡¡ A la iglesiaaaa¡¡¡ yaaaaa¡¡¡¡
Como para no hacerla caso. Todos corrimos dentro del templo y esperamos a que apareciera la flamante novia.
Estaba realmente flamante, moderna y preciosa, y su padre, nervioso también, como la hija mayor, ( la de las órdenes) puso el turbo y cruzó el pasillo como una "exclamación".
El novio sudaba profusamente y tenía cara de:
- Qué guapa está mi chica, y
- en Las Vegas todo hubiera sido mucho más sencillo, además de:
- Que acabe pronto que necesito un txakolí.....
El cura, todo hay que decirlo, se portó, y además de ser suficientemente breve, sin llegar al teletexto, nos permitió estar casi todo el rato sentados, en honor a los juanetes de las señoras encaramadas a sus zapatronchos, así que la ceremonia se terció bonita y agradable.
A la salida allí estaba de nuevo la señorita de las órdenes dirigiendo al personal:
- Poneros todos a este ladoooo, el arroz hacia la derechaaaaa, no allí nooooo, que están los bailarinessssss y se van a abrir la cabeza como se resbalennnnnnn¡¡¡¡¡¡¡
Y tenía razón, porque esperando a los novios estaban unos amigos de la pareja, también nerviosos a morir y a su vez sudando en demasía, que como regalo le habían preparado unos bailes típicos regionales, con su txistu y tamboril incluido.
Lo curioso del tema es que no eran bailarines ni txistularis en absoluto, así que tuvo mucho mérito que se marcaran un aurresku o similar y que encima lo hicieron muy bien ( y no se partieron la crisma porque somos muy obedientes y el arroz lo lanzamos hacia el otro lado)
El novio soltó alguna lagrimita, no sé si por la vergüenza ajena o porque realmente no se lo esperaba, y en serio, de verdad, fue muy bonito.
A continuación llegó el cóctel, estupendo y en cantidad suficiente para no llegar a la comida con problemas de espacio, y el tema fotos con los amigos, parientes, y demás especies, en donde la hermana ejerció nuevamente y en la que los novios aguantaron estoicamente unas veinticinco mil fotos con la misma cara, sonriente y feliz, que no delataba en ningún momento que en realidad estaban pensando:
- ¿ Por qué nos nos habremos ido a Las Vegas?
El banquete fue apoteósico, en cantidad, calidad y en el tiempo, porque estuvimos comiendo unas cuatro horas, sin solución de continuidad.
Las mujeres, entre plato y plato nos ausentábamos para ir al baño y acicalarnos y soltar algún juramento en hebreo por el dolor de pies, a esas horas ya insoportable, así que a las siete de la tarde aún estábamos de buen ver. Pero los hombres, que no se mueven de la mesa ( si no es para fumar) ni para hacer un pis en tres horas, entre plato y plato le daban al vino y casi todos acabaron con la corbata a lo Rambo y un equilibrio lamentable ( que no comprobaron hasta incorporarse para el baile).

¡Ah¡ ¡el baile¡
Los señores que se habían quitado la chaqueta estaban asados de calor y los que no se la habían quitado estaban a punto de una lipotimia. Y los que se la quitaron en ese momento, para no desmayarse, comprobaron que la camisa era ya transparente y que casi era mejor la opción de la lipotimia.
Las señoras, de pronto, se redujeron todas en un palmo, porque los tacones de vértigo se convirtieron en taconucos, más acordes a la estatura real de las damas y al nivel del pedo que llevaban a esas horas.
He de agradecer, muy profundamente, la ausencia de Paquito el Chocolatero en el repertorio del baile, así como de el de Booooooombaaaaa, que me ponen de los nervios.
Así todo fue divertido comprobar como algunos bailan igual el " Pili ganará" que el "Follow de lider" que "Danza Curulo" y cómo por la noche todos los gatos son pardos y no hay nada más divertido que pasar un rato con tu amigo el Gintonic y en compañía de buena gente.
Incluida la super hermana de la novia, que ya relajada y sin obligaciones, se lo pasó pipa porque es una bailonga oficial.
Después del baile, había otra fiesta en otro sitio, para los valientes que aún no hubieran perdido el conocimiento y que querían un fin de fiesta como Dios manda, cantando a gritos "Melancolía" de Camilo Sexto. Las cosas o se hacen bien o no se hacen.
Y así fue. Los hombres comenzaron a hacer exaltación de la amistad, tanto con los amigos como con los completamente desconocidos, dándose palmadas en el pecho y señalando al otro con cara de :
-Te quiero tío
- Me too¡¡¡
Y las mujeres, a la altura del betún, porque estábamos ya en chanclas y con la pestaña postiza a la  remanguillé, y demasiado cansadas para retocar nada de nada.

Así, a las tantas de la madrugada, con los novios aguantando heroicamente y las fuerzas al límite, terminó una jornada memorable, inolvidable y para enmarcar en un rincón del alma, para que cuando las penas nos acechen sacar su recuerdo y decirnos a nosotros mismos:
-Eh¡ yo estuve allí¡¡

Gracias Itxaro y Joxean.
Fue, sencillamente.............LA BODA